España inició la década de 1930 como una de las democracias más avanzadas de la época y terminó la década siendo una de las dictaduras más crueles y represivas, que duró casi cuarenta años hasta 1975 cuando murió el dictador Franco. Después de su muerte, se estableció una monarquía y se inició la Transición a la democracia a través de la negociación dentro de la legalidad ya establecida de la dictadura.
Escrito por: Paula O'Donohoe
Una de las legislaciones más cruciales del período es la Ley de Amnistía de 1977. Esta Ley tenía como objetivo aliviar a la oposición política que exigía amnistía para todos los presos políticos pero también prohibía a los perpetradores (Aguilar 2002). Considerado un pacto político de silencio, inundó la sociedad y la cultura españolas hasta la década de 2000, cuando las víctimas y sus familias iniciaron un movimiento asociativo. Este movimiento ha sido considerado como la recuperación de la memoria histórica española de las víctimas del franquismo, ya que desde sus inicios, la memoria de las víctimas irrumpió en el ámbito público y político y se convirtió en una constante en los medios y la cultura española (Aguilar 2007, Férrandiz 2008 , Rigby 2000).
La memoria se apoderó del ámbito cultural, y en los últimos veinte años se ha producido una proliferación de libros, series, películas y documentales centrados o ambientados en los años de la dictadura. Esto intensificó el punto de que cuando sale una nueva película se pueden escuchar comentarios recurrentes, por ejemplo, la gente suele decir "una película más sobre la Guerra Civil". Estos productos culturales recuperaron las perspectivas y experiencias olvidadas tanto de las víctimas de la guerra como de la dictadura franquista, en general. Sin embargo, los medios españoles han tenido su propio camino y siguen divididos sobre cómo hablar del pasado.
Figura 1: Proclamación de la Segunda República, 14 de abril de 1931. Fuente: Alfonso Sánchez Portela, Museo Reina Sofía | Figura 2: Periódicos madrileños con noticia de la muerte de Franco, 19 de noviembre de 1975. Fuente: Anónimo, 65ymás.com
¿Cómo abordan los medios españoles su difícil pasado?
Basta una primera mirada para darse cuenta de que España nunca superó la división entre republicanos y franquistas, perdedores y ganadores, porque todavía hoy encontramos la misma división bajo la terminología de partidos tanto de izquierda como de derecha. Podemos observar cómo diferentes periódicos se hicieron eco de la aprobación de un nuevo anteproyecto de Ley de Memoria Democrática a fines de 2020. En concreto, esta Ley introduce novedades en temas de memoria como:
- La atribución de responsabilidad y participación activa en la búsqueda, exhumación e identificación de víctimas de desaparición forzada al Estado.
- La creación de un Ministerio Público Especializado para impulsar los procesos legales de búsqueda, localización e identificación de las víctimas.
- La cobertura de la condición de víctimas a quienes sufrieron violaciones de derechos humanos durante la Guerra Civil y el franquismo.
- Además, esta Ley anula las sentencias dictadas por los consejos de guerra y el Tribunal de Orden Público, así como las sentencias dictadas por motivos políticos, ideológicos o de creencias.
Por un lado, por tanto, los periódicos tradicionalmente de derecha La Razón y El español, se centran en defender la narrativa de la Transición como mito fundacional de la democracia española, haciéndose eco de los elementos discursivos de la reconciliación nacional pacífica y la equidistancia de violencia de ambos bandos. Pero estos periódicos caen en sentimentalismos y no abordan críticamente los detalles de la ley. Por otro lado, los periódicos tradicionalmente de izquierda El Diario y Público, sí entrar en detalles sobre las especificidades de la futura Ley, cómo aborda e implementa los reclamos de las víctimas de los últimos veinte años y las nuevas responsabilidades del Estado en materia de memoria. También son críticos para el Estado, pero porque consideran que se puede hacer mucho más y que es un primer paso tardío.
Encontramos la misma división en la esfera política. Este divorcio entre partidos de derecha e izquierda y su postura sobre los problemas de memoria se han convertido en parte de su ADN político. De hecho, es intrínseco a sus identidades políticas que la izquierda defiende la memoria y los reclamos de las víctimas, y la derecha rechaza el movimiento conmemorativo. Históricamente, esta división tiene sentido si tenemos en cuenta que la izquierda proviene del movimiento antifranquista y sufrió la represión desde el inicio de la Guerra, mientras que la derecha proviene de aquellos políticos franquistas que se mantuvieron en el poder después de la Transición.
Es fácil encontrar ejemplos de esta división ya que el lenguaje de la Guerra Civil y el franquismo todavía se usa todos los días. Para dar algunas citas de los partidos de derecha: Esther Muñoz, del Partido Popular (PP), dijo: “15 millones para que puedas desenterrar algunos huesos”Refiriéndose al presupuesto nacional para la exhumación de fosas comunes de la Guerra Civil; y Manuel González Capón, también del PP, afirmaron: “los condenados a muerte lo merecían”, en referencia a las miles de víctimas de la represión. Por otro lado, desde los partidos de izquierda: Podemos, por ejemplo, emitió un comunicado afirmando: “Después de cuarenta años de nacionalcatolicismo los herederos de las estructuras que sostuvieron una dictadura sangrienta no quieren dejar de recordarnos que todavía están aquí, pintados de verde o azul ”después de que el Ayuntamiento de Madrid derribara estatuas en conmemoración de los políticos socialistas Francisco Largo Caballero e Indalecio Prieto; y el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) afirmó: “la España de hoy es fruto del perdón pero no del olvido”Tras la exhumación de Franco del mausoleo del Valle de los Caídos.
Pero probablemente uno de los ejemplos más llamativos es cuando VOX, el partido de extrema derecha, ganó algunos escaños en el parlamento madrileño y recuperó el conocido uso de una de las pancartas que la República cuelga en la ciudad durante la Guerra. En este momento, el republicano “no pasarán” se convierte en “nosotros pasamos”. El mensaje transmitido es que se están identificando con el régimen franquista y la simbología y los recuerdos relacionados se emplean en consecuencia para legitimar su existencia y sus logros políticos.
Se produce así una recuperación pública de la herencia del régimen franquista que ha propiciado la aparición de un movimiento nostálgico que se está apoderando de la esfera pública y permitiendo que este tipo de comentarios sean la norma cotidiana. Esta recuperación legitima declaraciones como la que la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso del PP, dijo en la televisión nacional: “si te llaman fascista es porque estás haciendo algo bien… estás en el lado derecho de la historia”.
Figura 3: Banner con '¡No pasarán' en una calle madrileña durante la Guerra Civil. Foto de: Mikhail Koltsov. Fuente: Revista Código | Figura 4: Tweet de Vox, 27 de mayo de 2019. Fuente: Twitter
Narrativas conmemorativas en los medios
Con estos ejemplos, queda claro que hay diferentes espacios memoriales en España y dependiendo de dónde te encuentres encontrarás un recuerdo u otro, antifranquista o profranquista. En el ámbito cultural, parece haber un acuerdo tácito en hacerse eco del sufrimiento de las víctimas durante la guerra y la dictadura. En los medios de comunicación y en el ámbito político, hay una clara división entre la derecha y la izquierda, pero en ambos hay una mención constante de las fosas comunes, la guerra y la Transición. Entonces, después de ochenta años, el pasado sigue siendo problemático e inquietante. No se transmite una narrativa, sino diferentes opuestas, y hay muchos narradores que fomentan el conflicto.
En consecuencia, la arena pública se ha convertido en un ring de boxeo de narrativas conmemorativas y experiencias históricas que luchan en un juego de suma cero donde solo pueden ser un ganador. Y uno de los principales problemas es que los medios crean burbujas de comunicación bipolarizadas. Solo vemos, leemos y escuchamos cosas con las que ya estamos de acuerdo. Por lo tanto, no vemos la otra cara de la moneda y no nos damos cuenta de que nuestra opinión no es de "sentido común" sino parte de una ideología política.
Acerca del autor.
Licenciada en Antropología Cultural, con un Máster en Eurocultura, Paula O'Donohoe está especializada en memoria, patrimonio y museología. Actualmente es estudiante de doctorado en la Universidad Complutense de Madrid y su investigación se centra en la transmisión transgeneracional de memorias en España. Además, durante los últimos tres años, ha sido coordinadora de grupo de European Heritage Volunteers.
- E-mail: modonohoeviollota@gmail.com
- Instagram: @modonohoe
- Facebook: MP O'Donohoe
- LinkedIn: M Paula O'Donohoe
- Puerta de la investigación: M Paula O'Donohoe
Referencias
- Aguilar, Paloma (2002). “Justicia, política y memoria: Los legados del Franquismo en la Transición Española” En: Barahona, A., Aguilar, P., & Gónzalez, C. (eds.) Las políticas hacia el pasado. Juicios, depuraciones, perdón y olvido en las nuevas demócratas. Ediciones Istmo: 136-193.
- Aguilar, Paloma (2007). “Los debates sobre la memoria histórica” Claves De Razón Prácticas, N. XX: 2-6.
- Ferrándiz, Francisco (2008). "Gritos y susurros: exhumar y narrar la derrota en la España actual" Revista de Estudios Culturales Españoles, 9 (2): 177-192.
- Rigby, Andrew (2000). “Amnistía y amnesia en España”, Revisión de la paz12 (1): 73-79.